sábado, 3 de noviembre de 2012

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FCT






La empresa es un agente formativo
La empresa -pequeña o grande- siempre ha desarrollado un cierto papel formativo. Tradicionalmente, este papel se ha venido circunscribiendo a la asimilación de rutinas y técnicas preestablecidas. Sólo ocasionalmente, el papel formativo de la empresa ha llegado a la modificación de procesos o de técnicas de trabajo.
La dinámica del conocimiento y las nuevas técnicas organizativas tienden a reforzar el papel de la empresa como agente formativo, con independencia de que sus actuaciones tengan un carácter formal o que las integre en el propio proceso de producción. Sólo así garantizará la adecuación flexible de los recursos humanos a las exigencias tecnológicas y, por ende, las ganancias sostenidas de productividad que habrán de permitir el mantenimiento o la mejora de su posición competitiva.
El trabajo es fuente de cualificación
Pero el papel activo de la empresa frente a la formación no será del todo eficaz si no existe un talante igualmente activo de la mano de obra para aprovechar las oportunidades formativas (recordemos las llamadas cualificaciones clave), especialmente las que emergen del propio trabajo. Pues el trabajo es, cada vez más, una fuente de cualificación. No en vano, la llamada "experiencia laboral" es reconocida ya como una especie de activo formativo traducible a un bloque o crédito de un título o certificado profesional. En el caso español, este reconocimiento tiene su máxima expresión en la nueva formación profesional, uno de cuyos módulos se realiza íntegramente en la empresa, como veremos más adelante.
Es cierto que el trabajo -la experiencia- ha sido siempre una fuente de cualificación. De hecho, en las actividades manuales ha jugado un papel casi exclusivo. Lo que ocurre ahora es que los conocimientos, igual que las habilidades y las actitudes que contribuyen a definir un determinado nivel de profesionalidad, evolucionan más deprisa y, en la mayor parte de los casos, no se adquieren en la escuela, sino en el tajo. Y ello al margen de la actividad o de la profesión. De ahí que ya se hable de la conveniencia de que cualquier empresa deba convertirse en una organización que aprende y enseña, es decir, que asimila y transmite valores profesionales.

FORMACIÓN EN CENTROS DE TRABAJO

La F.C.T. constituye uno de los ejes fundamentales de la reforma de la Formación Profesional reglada, su puesta en práctica es uno de los retos más significativos de dicha reforma. Con su implantación se ha dado un salto cualitativo en los programas formativos y en su ejecución, de forma que es uno de los módulos profesionales más determinantes y de mayor calidad.












Los agentes que intervienen en la FCT son educativos y empresariales.
Dentro de los primeros hay que distinguir entre administraciones y centros. Entre los segundos, además de las empresas colaboradoras que ofrecen los puestos formativos, es frecuente la colaboración de entidades intermedias, como pueden ser las Cámaras de Comercio o las patronales de cualquier nivel. Pero es en la colaboración entre centro educativo y centro de trabajo donde se materializa la FCT.
bulletLa instrumentación de la colaboración se lleva acabo a través de convenios: los convenios marco y los preconvenios.






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